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La inclusión financiera es un componente facilitador clave para minimizar la pobreza y fomentar la prosperidad

La inclusión financiera hace referencia al ingreso que poseen los individuos y las organizaciones a diferentes productos y servicios financieros útiles y asequibles que atienden sus necesidades frente a transacciones, pagos, ahorro, crédito y seguros, que se prestan de forma responsable y sustentable.

Las entidades de inclusión financiera y defensa del consumidor en el marco del primer pilar se centran en hacer evaluaciones y formular tácticas holísticas de inclusión financiera, y prestar ayuda a los consumidores respecto a cómo abordarla, poniendo mayor atención en la inclusión financiera digital y aprovechando las tecnofinanzas para fomentar esta de forma integral y sistemática, así cómo, alinearse por medio de una secuencia de medidas diferentes para trabajar en pro del logro del objetivo más extenso de la inclusión financiera.

El Banco Mundial dictamina que la inclusión financiera es un factor facilitador clave para minimizar la pobreza extrema y fomentar la prosperidad compartida.

También, la inclusión financiera se define como la entrada y uso de servicios financieros formales bajo una regulación conveniente que garantice esquemas de custodia al consumidor y promueva la enseñanza financiera para mejorar la capacidad financiera de todos los segmentos poblacionales.

Las entidades dedicadas a los temas de la inclusión financiera y la defensa del consumidor aprovechan los conocimientos derivados de estudios sobre la capacidad financiera y la economía del comportamiento, y dan orientación estratégica a las autoridades referente a cómo abordar la capacidad financiera y usar esta para que las iniciativas de inclusión financiera sean más eficaces por medio de medidas concretas que complementen los programas, las reformas y las regulaciones, incluidas esas en relaciones con la defensa del consumidor.

La tarea del Banco Mundial complementa los esfuerzos de otras entidades al interior del Grupo Banco Mundial que además se focalizan en la inclusión financiera.

Sin embargo, para lograr conseguir un proceso de inclusión financiera pleno, que posibilite desplegar el grupo de externalidades positivas que el mismo produce, dichos relevantes adelantos que se lograron en temas de inclusión a servicios financieros no podrían ser suficientes si, paralelamente, no se avanza hacia una positiva implementación de estos.

A partir de 2010, poco más de 55 países han firmado compromisos involucrados con la inclusión financiera y poco más de 60 han implementado o se encuentran elaborando un plan nacional sobre el asunto.

Las naciones, donde han sido registradas los más grandes adelantos hacia la inclusión financiera, manifestaron lo siguiente:

“Los techos a las tasas de interés han creado exclusión financiera, más que nada para personas de escasos recursos y PYMES”

A lo largo de la pandemia, una respuesta simple, conocida, empero poco positiva para robustecer el crédito y la inclusión financiera, fue obligar limitaciones a las tasas de interés.

Esto ha traído resultados inversos que producen exclusión financiera, limitan el otorgamiento de créditos y poseen un impacto dañino en la activación de la economía.